"Voluntad. Hace falta voluntad". Ese es el más importante y mejor consejo que el padre Rafael, sacerdote polaco desde hace 30 años, nos ha dado desde su misión en el pueblo beninés de Biró.
Tras una cálida bienvenida y con un tembloroso y tímido español, fruto de sus años en Sudamérica, ha comenzado a contarnos las experiencias y los recuerdos que han marcado su vida. Una vida entregada a los demás, primero en Honduras y Bolivia y, más tarde, en el continente africano: Madagascar y Benín. Sin embargo, no espera de ella recompensas ni grandes glorias, aunque sí se atreve a revelarnos un sueño: pasar sus últimos años como misionero de nuevo en Madagascar, lugar que se quedó con una parte de él. "Pero será lo que Dios quiera", añade sonriendo.
Todas sus anécdotas y consejos han estado marcadas por un gran pragmatismo, algo de lo que pronto Miguel, Iñigo y yo, nos dimos cuenta que era una clara característica de su persona. Lejos de asustarnos, esto es algo más de lo podemos estarle agradecidos, ya que los castillos en el aire son fáciles de imaginar pero difíciles de construir y hacerlos realidad.
Tras una cálida bienvenida y con un tembloroso y tímido español, fruto de sus años en Sudamérica, ha comenzado a contarnos las experiencias y los recuerdos que han marcado su vida. Una vida entregada a los demás, primero en Honduras y Bolivia y, más tarde, en el continente africano: Madagascar y Benín. Sin embargo, no espera de ella recompensas ni grandes glorias, aunque sí se atreve a revelarnos un sueño: pasar sus últimos años como misionero de nuevo en Madagascar, lugar que se quedó con una parte de él. "Pero será lo que Dios quiera", añade sonriendo.
Todas sus anécdotas y consejos han estado marcadas por un gran pragmatismo, algo de lo que pronto Miguel, Iñigo y yo, nos dimos cuenta que era una clara característica de su persona. Lejos de asustarnos, esto es algo más de lo podemos estarle agradecidos, ya que los castillos en el aire son fáciles de imaginar pero difíciles de construir y hacerlos realidad.
Mientras conversamos, nos enseña orgulloso su misión. Nos cuenta que hoy no vemos mucha gente por allí porque los hombres y niños tenían que trabajar en el campo y volverían antes del anochecer. Sin embargo, todos los que vemos muestran en sus gestos el aprecio y respeto que sienten por este sacerdote que tanto se han implicado en la búsqueda de un mejor presente y futuro para ellos.
Llega el momento de irse. Las horas parecen haber pasado volando a su lado. Nuestra despedida se sella con el deseo por ambas partes de poder realizar pronto un proyecto común.
De vuelta a Nikki, ya atardeciendo, es imposible no reflexionar sobre las palabras del padre Rafael. Y es entonces cuando me percato del verdadero significado de esa "voluntad" de la que tanto había insistido el misionero. Voluntad es querer avanzar con paciencia y empatía. Es saber esperar y querer aprender más. Más por este país, por sus gentes, por sus etnias, sus lenguas y sus costumbres. Más por sus interminables saludos y su forma de ver la vida. Y por tanto, Voluntad es OAN y todos los que forman.
Marta Marín Ojeda