
Mañanas calurosas del mes de julio y de agosto. Después de ir a la panadería a comprar pan para desayunar (¡muy bueno, por cierto!) el equipo de investigación de OAN se dividía para recorrer la comuna de Nikki según el planning diario. Nos montábamos en el coche (con nuestros queridísimos Hafiz y Mateo) y comenzaba nuestra andadura con los ojos bien abiertos.
Aún en Nikki, uno sonríe al ver el movimiento en el mercado y en las calles: la vida fuera de casa desde que sale el sol o cómo aprovechar cada momento de luz. Ya en la carretera disfrutamos de un paisaje verde y frondoso hasta llegar a nuestro destino, donde comenzaban nuestras entrevistas, con Hafiz y Mateo de traductores. El idioma es la única barrera que uno se encontraba ya que aunque el francés es idioma oficial en Benín, en esta región se habla normalmente en bariba.
El equipo de investigación solía, en primer lugar, presentarse al chief de arrondisement y al delegado del pueblo en cuestión. Estaban encantados de responder a nuestras preguntas sobre la situación de recursos (como el agua y la electricidad) e infraestructuras, el acceso a educación y sanidad, las actividades económicas de la gente, la realidad de los jóvenes y de las mujeres y los problemas y retos del pueblo y del arrondisement.
Los miembros del equipo solíamos dividirnos después para entrevistar a familias (que nos solían invitar a sus casas) y visitar los pozos del pueblo, donde entrevistábamos a sus encargados además de a los vecinos que allí se encontrasen. En la mayoría de los pueblos a los que acudíamos teníamos la suerte de entrevistar a representantes de las asociaciones de mujeres. Nuestro día a día no era los ojos curiosos de gente joven, sino la observación cotidiana de problemas específicos para comprenderlos.
Los días eran intensos, aprovechando muchísimo el tiempo para conocer, conversar y escuchar a los vecinos, con papel en mano para realizar nuestra investigación. Esa es la gran recompensa al cansancio acumulado, que además define la filosofía de OAN: el enfoque a la población local para colaborar con su desarrollo, hacer poderosos y fuertes a los habitantes de Nikki a través de un diálogo cuyo epicentro es el deseo de la comunidad local de ser actores de su propio cambio. Una de las cosas que más admiro de OAN es su apoyo y contacto continuo con asociaciones y ONG’s locales. Esa colaboración define lo que deberían ser las bases de la cooperación: una coordinación que maximice esfuerzos y permita expresar las ideas y necesidades de la población local.
Los retos actuales en materia de cooperación se definen en la agenda 2030, una renovación de objetivos tras llegar 2015, año en el que los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) alcanzaban su fecha límite. El compromiso de la Unión Europea con la cooperación se visibilizó entonces a través de la iniciativa “2015: Año Europeo del Desarrollo”. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) responden a materias más amplias que buscan cumplirse para 2030: fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía asequible y no contaminante, trabajo decente y crecimiento económico, industria, innovación y cultura, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima, vida submarina, vida de ecosistemas terrestres, paz, justicia e instituciones sólidas y alianzas para lograr los objetivos.
En ese sentido la Unión Europea juega un papel fundamental, teniendo que en cuenta que sus instituciones y sus estados miembros encabezaron el ranking de ayuda al desarrollo en 2014, aumentando las cifras por segundo año consecutivo con una aportación de un 2.4% más que el año anterior. Tal aportación supone un 0,42 % de la renta nacional bruta (RNB) de la UE, muy lejos del 0.7% al que los estados miembros se comprometieron a alcanzar para el año 2015 en 2005.
Por su parte, puede decirse que España ayuda mejor: AECID ha reducido su amplitud geográfica, centrándose en un número reducido de países y sectores a través de Marcos de Asociación País para garantizar más eficiencia en el uso de los recursos, en consonancia con la Alianza de Busán para una cooperación eficaz al desarrollo (2011). OAN participa de esta visión al entender que las propuestas de desarrollo sólo pueden tener éxito si son incluyentes y mantienen a los actores locales como protagonistas de su cambio, sin ser prisioneros de la ambición y de la prisa, de querer conseguir todo aquí y ahora.
El informe Doing Business 2016, elaborado por el Grupo Banco Mundial a fin de medir la regulación de los países en la actividad empresarial, situó a Benín entre las diez economías que más mejoraron en el periodo 2014-2015, destacando sus reformas a la hora de comenzar un negocio, obtener permisos de construcción y en materia de comercio transfronterizo. Benín continúa de esta forma invirtiendo en facilidades que puedan derivar en un progreso del sector privado local, una perspectiva desde la que OAN está comenzando a trabajar tras años de investigación en el terreno con el objetivo de realizar proyectos que mejoren la situación de las familias y aumenten su autonomía.
Marta Sánchez Martínez de Irujo
Aún en Nikki, uno sonríe al ver el movimiento en el mercado y en las calles: la vida fuera de casa desde que sale el sol o cómo aprovechar cada momento de luz. Ya en la carretera disfrutamos de un paisaje verde y frondoso hasta llegar a nuestro destino, donde comenzaban nuestras entrevistas, con Hafiz y Mateo de traductores. El idioma es la única barrera que uno se encontraba ya que aunque el francés es idioma oficial en Benín, en esta región se habla normalmente en bariba.
El equipo de investigación solía, en primer lugar, presentarse al chief de arrondisement y al delegado del pueblo en cuestión. Estaban encantados de responder a nuestras preguntas sobre la situación de recursos (como el agua y la electricidad) e infraestructuras, el acceso a educación y sanidad, las actividades económicas de la gente, la realidad de los jóvenes y de las mujeres y los problemas y retos del pueblo y del arrondisement.
Los miembros del equipo solíamos dividirnos después para entrevistar a familias (que nos solían invitar a sus casas) y visitar los pozos del pueblo, donde entrevistábamos a sus encargados además de a los vecinos que allí se encontrasen. En la mayoría de los pueblos a los que acudíamos teníamos la suerte de entrevistar a representantes de las asociaciones de mujeres. Nuestro día a día no era los ojos curiosos de gente joven, sino la observación cotidiana de problemas específicos para comprenderlos.
Los días eran intensos, aprovechando muchísimo el tiempo para conocer, conversar y escuchar a los vecinos, con papel en mano para realizar nuestra investigación. Esa es la gran recompensa al cansancio acumulado, que además define la filosofía de OAN: el enfoque a la población local para colaborar con su desarrollo, hacer poderosos y fuertes a los habitantes de Nikki a través de un diálogo cuyo epicentro es el deseo de la comunidad local de ser actores de su propio cambio. Una de las cosas que más admiro de OAN es su apoyo y contacto continuo con asociaciones y ONG’s locales. Esa colaboración define lo que deberían ser las bases de la cooperación: una coordinación que maximice esfuerzos y permita expresar las ideas y necesidades de la población local.
Los retos actuales en materia de cooperación se definen en la agenda 2030, una renovación de objetivos tras llegar 2015, año en el que los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) alcanzaban su fecha límite. El compromiso de la Unión Europea con la cooperación se visibilizó entonces a través de la iniciativa “2015: Año Europeo del Desarrollo”. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) responden a materias más amplias que buscan cumplirse para 2030: fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía asequible y no contaminante, trabajo decente y crecimiento económico, industria, innovación y cultura, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima, vida submarina, vida de ecosistemas terrestres, paz, justicia e instituciones sólidas y alianzas para lograr los objetivos.
En ese sentido la Unión Europea juega un papel fundamental, teniendo que en cuenta que sus instituciones y sus estados miembros encabezaron el ranking de ayuda al desarrollo en 2014, aumentando las cifras por segundo año consecutivo con una aportación de un 2.4% más que el año anterior. Tal aportación supone un 0,42 % de la renta nacional bruta (RNB) de la UE, muy lejos del 0.7% al que los estados miembros se comprometieron a alcanzar para el año 2015 en 2005.
Por su parte, puede decirse que España ayuda mejor: AECID ha reducido su amplitud geográfica, centrándose en un número reducido de países y sectores a través de Marcos de Asociación País para garantizar más eficiencia en el uso de los recursos, en consonancia con la Alianza de Busán para una cooperación eficaz al desarrollo (2011). OAN participa de esta visión al entender que las propuestas de desarrollo sólo pueden tener éxito si son incluyentes y mantienen a los actores locales como protagonistas de su cambio, sin ser prisioneros de la ambición y de la prisa, de querer conseguir todo aquí y ahora.
El informe Doing Business 2016, elaborado por el Grupo Banco Mundial a fin de medir la regulación de los países en la actividad empresarial, situó a Benín entre las diez economías que más mejoraron en el periodo 2014-2015, destacando sus reformas a la hora de comenzar un negocio, obtener permisos de construcción y en materia de comercio transfronterizo. Benín continúa de esta forma invirtiendo en facilidades que puedan derivar en un progreso del sector privado local, una perspectiva desde la que OAN está comenzando a trabajar tras años de investigación en el terreno con el objetivo de realizar proyectos que mejoren la situación de las familias y aumenten su autonomía.
Marta Sánchez Martínez de Irujo